Corsino vive en las afueras del conurbano bonaerense. Hace varios años heredó un café en el que trabajó desde los doce años. Aquel bar, más conocido como La Milonga, se encuentra en la ciudad de Buenos Aires resistiendose al paso del tiempo. Como buen símbolo del melodrama, Corsino cuenta y comenta las andanzas de personas que alguna vez se acercaron al café. Pero también escribe lo que se ha enterado y ha vivido en muchos de sus viajes. La razón de ¿porqué el dueño de un cafetín cuenta esas historias? no lo se. Una posible respuesta sea seguramente porque hoy forman parte de su vida.

miércoles, 31 de julio de 2013

Lado B, Parte XXVII

LABYRINTHUS III-resurrección del olvido, y un amigo de antaño.

Antes de partir de aquel paraje pasó por la proveeduría  por un poco de agua caliente...
Estaba a punto de salir de aquel campamento cuando ve acercarse un auto y no duda hacer dedo, no había temor de algún peligro. El auto se detuvo, era pequeño pero no importaba porque era una pareja joven la que viajaba. Lo llevaron con gusto a la Terminal de micros, lo fantástico del viaje fue quien manejaba. La sorpresa se retrasó cinco minutos cuando el joven conductor preguntó el nombre del caminante y este respondió Daniel.
-¡Qué hacés Dani!...¿te acordás de mí?-detuvo brevemente el auto y se dio vuelta. Era Emiliano, su amigo del barrio hasta los diez años cuando este tuvo que viajar al interior por un trabajo del padre y así abandonó el barrio. Siete años más tarde se cruzaron nuevamente en el barrio por la venta de la casa en la casa, los padres de él se habían divorciado. Y ahora, increíblemente, se encontraban en la Pampa.
-¡Qué hacés che! ¿Estás de vacaciones?
-Nada que ver, me mudé a la provincia. Te presento a mi esposa Jimena-Se saludaron y presentaron introduciendo a la mujer de Emiliano en tema.
-¿Cuando te casaste che? ¿Cuándo…?
-Nos casamos hará cosa de unos 3 años y fue hace unos dos años que nos vinimos con lo que teníamos ahorrado para acá. Estoy trabajando en…La verdad que me tenían cansado los quilombos de Buenos Aires, y cuando nos vinimos de luna de miel para Bariloche, paramos unos cuatro días en Santa Rosa antes de volver a Buenos Aires. Fue cosa de poco tiempo, decidía que si esperaba no lo hacía más, y  de ultima hay que arriesgarse che. Que se yo…. ¿Vos que contás? 
-Acá ando, me tomé una semanita, ahora estoy volviendo más relajado….
 ….
El viaje en micro duró varias horas, a medida que el sol se alejaba, estaba cerca de Buenos Aires y el campo a través de la ventanilla lo invitó a tomarse unos amargos. A medida que se alejaba sentía que ya no estaba solo, una extraña sensación de cariño, sin complejos ni esa extraña opresión en el pecho. Cómo si todo se fuera calmando de apoco dejando de apocarse. Al serrar los ojos veía algo fulgido, pero muy distante que lo iba atrayendo...sentía ganas de dibujar, escribir, jugar al pool, tocar la guitarra, leer cuentos nada que se asemeje a estar pendiente de alguien... 



LA REVANCHA DEL ROJO

Había pasado un mes desde que regresó de la pampa. En la escuela a la que asistía en San Miguel decidieron ir a un torneo y esta vez no excluyeron a Daniel, mientras que en la escuela de José C. Paz nadie había dicho nada.
En una semana sería el torneo en el Club Porvenir de José C. Paz. Había entrenado muy duro. Se había rebajado un poco la barba pero no se la había quitado por que no sentía que era el momento. El pelo seguía igual de desprolijo. Su apariencia no había cambiado casi nada excepto que algo en su interior sentía diferente aquella realidad. Su escuela no era la misma y competir de visitante en su ciudad era raro, y lo peor era que quienes  estaban en el cuadrilatero eran alguno de sus compañeros de la escuela de TKD de JCP.

En los vestidores todo parecía suceder en cámara lenta. Se puso el dobok y salió al torneo. Estaba seguro y con la mirada fija en todos. Llegó el momento de competir en forma y ganó el primer puesto sin necesidad de toparse con alguno de esos compañeros que lo seguían desviando la mirada. Por fin llegó la lucha, había entrenado y practicado mucho con sus compañeros. Vio a su antiguo instructor que hablaba con el político de José C. Paz, el cual hacía pocos días había ido a verlos al término de una clase. A las que seguía acudiendo….pero casi sin participación, ese político repetía que nuestro instructor podía llegar a obtener el cago de la comisión de deportes de José C. Paz si el partido lograba derrotar al oficialismo en las siguientes elecciones.
Mientras Daniel estiraba, calentaba y se preparaba calzándose los patchs. Esta vez nadie había ido a verlo, por pedido de él.
Era su turno, uno de los instructores era su couch. Y otra vez su color era el Rojo. El contrincante era un chico un poco más alto que él pero flaco. Este sería azul.
La pelea comienza con Rojo retrocediendo y eludiendo una patada de Azul. Que comienza a embestirlo con un salto y golpes de puño. Rojo sigue el rebote bailando a su alrededor. Se notaba que el entrenamiento de piernas y resistencia daba resultado. Rojo todavía no soltaba un golpe y Azul se estaba cansando de no atinar a los esquives de Rojo. Se pide tiempo y Rojo va a su esquina con su couch que lo empezó a regañar por el juego que estaba haciendo. Rojo se saca el protector bucal y le dijo sonriendo que se estaba divirtiendo. Rojo no escuchó lo que este último le seguía diciendo, se calzó el protector, miró a su oponente y se acercó al centro para continuar la pelea. Azul parecía cansado de tanto perseguir a Rojo que sufrió una advertencia por no pelear. Fue entonces que apenas se abre la pelea marca un punto con un golpe de puño al rostro de Azul pero no lo golpea fuerte. Cuando se reabre la pelea en los últimos segundos Rojo esquiva una patada de Azul y marca otro tanto dos golpes de puño saltando.
Rojo ganó la pelea que no tuvo heridos pero que nadie aplaudió, y así fue que pasó a la siguiente pelea…ahí estaba  él, ese de Grand Bourg, ese por el que tuvo que ir al dentista, ese que en los ojos gritaba furia.


La pelea empezó con los términos de Daniel, hacía oídos sordos al Couch,  Azul comienza a perseguirlo con una seguidilla de golpes de puño que entre bloqueos y advertencias le hincharon los brazos a Rojo. Este decidió que era la hora de atacar y al ver en cámara lenta una patada con salto que se dirigía a él, dio un giro y dio esa famosa patada de burro directa a la ingle de Azul que cayó por un minuto y medio mientras Rojo esperaba en su esquina.
Azul se incorporó nueva y furiosamente, comenzó a atacar con los puños y Rojo vio que se movía con dificultad de la cintura para abajo, aprovechó y marcó distancia con patadas potenciales al rostro, rápidas y marcadas que le valieron dos puntos. El tiempo acabó y Azul perdió.
La última pelea sería contra un compañero de él, Carlos…pero por algún motivo hizo lo que venía haciendo desde hace algún tiempo…fue hasta la mesa de jueces y renunció a la pelea. El arbitró levanto la mano de Azul, y sin ver a ese Couch furioso que lo seguía con la mirada, sin hablar..., Daniel, volvió a ser él mismo, fue al vestuario a cambiarse. Se puso los jeans, su remera blanca y su camisa verde. Salió con su equipo en un bolso y no retiró su premio. Cuando volvió a su casa, Daniel le dio el trofeo de forma a su papá y le dijo que no iba a seguir yendo a TKD. Que se daba por satisfecho, que simplemente iba a seguir entrenando pero sin ir a esas clases en las que nadie sabía quien o que hizo Confucio o Choi…no quería escuchar risas en medio de una pregunta teórica, nunca podía discutir nada referente a lo que se enseñaba porque no importaba, en todos lados era igual.
No quería caer en la amargura de etiquetar a la gente por su oficio o su estudio, sin embargo sería el ambiente y la visión de la vida de aquel remisero o electricista que daba clases de TKD, aquel político que siempre buscaba la forma de llenar una calle y ver cuantos fueron por metro cuadrado...estaba comenzando a darse cuenta de aquella ignorancia disfrazada era más fuerte de lo que pensaba y lo rodeaba constantemente sin dejarle estirar las alas. Daniel ya tenía su premio y las felicitaciones de su viejo, ya no necesitaban nada más.

CAMBIO Y CONSECUENCIA

Al otro día se fue a cortar el pelo, se afeitó y sintió de nuevo la luz del sol sobre su rostro...fue un cambio estético y necesario, nada más. Además en la universidad comenzó a recibir preguntas de compañeros y gente más joven que él, como ayudante de cátedra tenía que responder. Volvió a las camisas, los jeans, las corbatas, de apoco iba saliendo de la depresión y a dominar ese cambio abrupto que sufría en el paso de la capital a la provincia, de la universidad a su trabajo.
En agosto siguió yendo a secretaría por el problema de ese aplazo injustificado, habló con la secretaría todos los viernes del mes y los primeros dos la respuesta se volvió repetitiva: "seguramente no te cambien la nota, es injusto lo sé".
-Pero supongo que puedo apelar un sumario para el profesor que cometió el error-soltó Daniel...La secretaria lo miró fijo y dijo que iba a intentar pasar el tema al decano, Daniel la miró y no dijo lo que pensó: "Ese era mi pedido desde el principio...hay mucha tranza por acá...no me quiero imaginar en azcuenaga o Comodoro Py".

El último viernes de agosto tenía una reunión con el vicedecano de la Facultad. Se vistió de traje, era a la mañana y se tomó el tren Lacroze, y en aquella estación el 67. En la universidad subió las escalinatas de la universidad, sería la primera vez que se toparía con una autoridad de la UBA y un profesor para debatir un caso que por lógica tenía ganado...


Subió las escaleras hasta la planta principal y fue hasta la secretaría donde lo guiarían a la oficina del vicedecano...
La conversación duró casi una hora y entre disculpas del profesor y entendimientos se labró acta, al profesor se le abrió un sumario y a Daniel le borraron del sistema esa nota sumándole dos puntos a la materia que el decidiera cursar por las molestias causadas. Sin embargo, el año estaba atrasado.
Al terminar bajó las escaleras, era medio día, paseó por el centro, llamó a Casandra y quedaron en ir a comer juntos.
Todo parecía estar retomando un lugar...Con Casandra, después de algunas risas de asombro por el traje, quedaron en ir a un concierto, todo era nuevo aire pero entre todo lo bienvenido estaba la delgada linea del pasado...
Un pequeño mensaje de texto llegó de Yayu, la amiga de Agustina, lo estaba invitando a su cumpleaños y él tardó un día en responderle, no sería nada serio dijo ella, pues sería un lunes...así se encontraron en la facultad el lunes por la mañana...si iba sabía muy bien a que se enfrentaba, la posibilidad de volver a verla, realmente todo podía cambiar, y así fue un lunes por la mañana...


Continuará…

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