BREVES VISTAZOS
Junio
del 2008. La facultad iba cada vez mas lenta, las preocupaciones por la falta
de trabajo eran cada vez mayores y en Europa se estaba pronosticando una crisis
inmobiliaria que hacía reír a muchos españoles y economistas....Grecia estaba muy lejos.
Entre
los pasillos de la facultad más de una vez vio caminar a su ex novia con amigas pero
ella solo volteó las primeras veces a dar un vistazo y saludar despacito. Solo esas primeras veces cruzaron palabras. Y solo las primeras veces se dijeron hasta luego.
Daniel
iba vestido casi como se vestía en su casa, a veces se daba cuenta de que las
remeras gastadas estaban con él toda la semana pero nadie lo notaba gracias a
los suéteres y camperas que disimulaban lo casi imposible de disimular…depresión.
La
única que parecía no ver aquel espantajo de barba desprolija de varios días y
ropa sucia y gastada era aquella chica con quien se iba a tomar unas cervezas a
San Miguel. Casandra era la amiga que tanto le había faltado, se divertían haciendo
nada y viendo recitales grabados en casa de ella. Un par de veces ella le
regaló algún que otro disco y él la invitaba a recitales. Era un cambio extraño
pero Daniel aumentó su discoteca considerablemente y conoció mucha música que
hasta el momento solo había soñado...En un mes y caramelos, desde que se distanció de Agustina, todo depresión, soledad...pero de vez en cuando...entre esas decadencias...se aparecía Casandra, un poco de luz y calor para esos cortos e interminables días de invierno.
En la
facultad Federico se trataba de poner al día con los apuntes de Daniel pero
este último comenzó a faltar a clases y tuvo que sumarse a los que pedían
apuntes. Sin embargo siempre entregaban los trabajos a tiempo y para muchas
redacciones se pasaban material.
Terminaron
con un buen promedio pero solo uno de ellos recibiría la carta que deformaría
la segunda parte del año a finales de agosto. Inesperadamente Daniel fue elegido junto a tres estudiantes más para ser ayudante de cátedra.
ARRIBOS II: UNA VISITA INESPERADA 2008
Era sábado
5 de julio era el cumpleaños de Alberto, el Jalva. Daniel llegó con una capucha,
barbudo y con uno kilos de más que se disimulaban bien por la ropa un tanto
suelta. Apenas Alberto lo hace entrar, vio que todos los invitados estaban
sentados alrededor de una mesa de casi dos metros de largo en el comedor.
Reconoció
a Sonia (la hermana, 3 años mayor, de Jalva). A su lado, una amiga que estudiaba
inglés con ella, luego estaba Cecilia (alias Kukito) que había estudiado en primaria
con Daniel y luego economía en el CBC; junto a ella estaba su reciente novio, le seguía en la ronda una silla vacía y, por último, Carolina la amiga de una ex compañera del
secundario (Sabrina) a quien más tarde todos ellos adoptaron como una amiga más al terminar el secundario.
Dato extra: Jalva, Cristian y Pablo habían tranzado con ella o
simplemente uno de ellos tres…un chisme nublado.
Al lado de
ella (Carolina) estaba una chica que , pasar de estar sentada parecía ser alta, flaca, con el pelo negro y largo hasta los hombros, flequillo, una camperita amarilla con capucha y eso es todo lo que se podría reconstruir de aquella fugaz impresión de hace años. A pesar de no saber quien era, y sin que nadie los presente, la saludó... pero fue un saludo al paso, como dos personas que se ven por primera vez y casi se ignoran
porque estaban entre los conocidos del recién llegado.
Por último estaba
Alexis, con la barba de algunos días que parecía competir con la de Daniel, quien por cierto se sentó al extremo de la mesa mientras veía como todos hablan con la desconocida de
camperita amarilla...A los cinco minutos se escucha a este gritar:
-¡Vicky! ¡Sos Vicky! ¡Qué hacés che!- Todo esto mientras se levantaba y la saludaba con un fuerte abrazo.
A esto
resiguieron las risas de todos.... junto al comentario de Ale que dijo: viste…a
mi me pasó lo mismo…yo tampoco la había conocido.
Fue
entonces que comenzó a prestarle mayor atención y escuchar las habladurias de España. La televisión y esas cosas que solo a él parecían interesarle. Daniel comenzó a preguntarle boludeces de más como ser: la organización del estado y tantas otras cosas que aburrían la sola idea de tener que pensar en que existian.
En un momento se
armaron grupos entre los invitados. Daniel, Carolina y Alberto estaban en la
cocina cuando el primero le preguntó al último dónde estaba Cristian. Alberto
dijo que se había ido a Córdoba a ver a la novia. Sin embargo Alberto le dijo
que el 21 de junio ya se habían juntado en casa de Alexis con Cecilia, Cristian y Vicky...tuvieron ese reencuentro con unas facturas
que había llevado Alberto. Pablo no había aparecido ni a ese reencuentro ni al
cumpleaños de Jalva. Pero a nadie parecía extrañarlo o extrañarle esas actitudes...muchos lo tomaban como algo normal en él. Desde el último
tiempo todos comenzaron a verlo cada vez menos y muchas veces le preguntaban a
Daniel que había de nuevo.
Carolina, por otro lado, estaba un poco enojada con Pablo por
un trabajo que le había conseguido y él no había hecho bien, causa-efecto ella discutió
con su jefe. Razón por la cual, antes de que apareciera prefería irse y, así fue...una hora antes.
A pesar de la
anécdota de Carolina, Daniel se quedó pensando en el 21 de junio, en la reunión
y se sintió un poco aislado del grupo, mucho más que de costumbre. Todo
le parecía inútil e inalcanzable, no era parte del grupo. Eso daba a entender
eso. No era parte de nada, ni siquiera se consideraba parte de la liga de TKD
que estaba formando “su escuela”. Si
ese no era su lugar ¿cual era?
Continuaron
hablando de muchos temas. Por ejemplo recordando las excursiones, el viaje de
egresados y aquellos videos que Daniel había grabado y Victoria jamás había
hecho copia para todos los que querían una. Ella había prometido pasarlos a CD
y enviarlos pero nunca lo hizo. La fiesta de cumpleaños terminó, Vicky había
sido una de las primeras en irse. Todavía le quedaban algunos días. En unos
meses llegaría también el marido de ella , Ariel, y se quedaría por casi el
mismo tiempo. Pero la pareja no coincidiría en la visita.
El
lunes próximo a ese sábado, Daniel se sentía solo, nadie con quien hablar, nadie que fuese tan bueno como ella, porque...más allá de su ingenuidad, nadie había sido esa sonrisa...al bajar las escaleras de la planta principal y acercarse a la puerta de salida la vio, pero ella si quiera sintió su presencia. Cómo culparla, acaso alguien se percataría de una sombra en la oscuridad.
La paranoica nostalgia lo llevó a seguir nuevamente sus pasos hasta cruzar el puente y ver que iba hacía la librería. Ahí se detuvo él, al cruzar ella una avenida y pasar delante suyo un colectivo...caminó por Recoleta, se sentó en un banco y escribió para no sentirse tan desquiciado y llegar a hablar solo. Miró su reloj, había
pasado una hora y media, el sol se estaba yendo así que decidió ir hasta uno de esos puestos de flores y comprar una rosa, se arregló un poco y fue hasta la librería...al acercase al enorme vitral desde donde solía observarla como previo acto a charlar con ella, él sabía que en unas horas dejaría de trabajar. Ahí estaba ella, y ahí estaba él...otro él, un él más alto, de saco, camisa, sueter y jeans...un él que tomaba la mano de Agustina aprovechando que no había nadie en la librería, un él que la veía sonreír tan de cerca como el zoom de sus sentidos se lo permitiese. Daniel vio la escena detrás del vidrio, como una pantalla impotente y el estomago se le estrujo y el corazón latía dando golpes...resistió lo más que pudo pero tan solo fueron 3 minutos y salió de allí, hacia Retiro, en Plaza San Martín se sentó en un frío banco, espero a que el sol se fuera, y sintió aquella patética sensación que tuvo en el café cuando ella le pidió tiempo, pero esta vez multiplicada por diez. El tren estaba tan cerca y sin darle importancia camino hasta Corrientes y allí se tomó el subte B, hasta Lacroze...entre sueños, miraba por la ventanilla y solo buscaba la respuesta en su memoria sobre la identidad de aquel, ¿quién sería?
La paranoica nostalgia lo llevó a seguir nuevamente sus pasos hasta cruzar el puente y ver que iba hacía la librería. Ahí se detuvo él, al cruzar ella una avenida y pasar delante suyo un colectivo...caminó por Recoleta, se sentó en un banco y escribió para no sentirse tan desquiciado y llegar a hablar solo. Miró su reloj, había
pasado una hora y media, el sol se estaba yendo así que decidió ir hasta uno de esos puestos de flores y comprar una rosa, se arregló un poco y fue hasta la librería...al acercase al enorme vitral desde donde solía observarla como previo acto a charlar con ella, él sabía que en unas horas dejaría de trabajar. Ahí estaba ella, y ahí estaba él...otro él, un él más alto, de saco, camisa, sueter y jeans...un él que tomaba la mano de Agustina aprovechando que no había nadie en la librería, un él que la veía sonreír tan de cerca como el zoom de sus sentidos se lo permitiese. Daniel vio la escena detrás del vidrio, como una pantalla impotente y el estomago se le estrujo y el corazón latía dando golpes...resistió lo más que pudo pero tan solo fueron 3 minutos y salió de allí, hacia Retiro, en Plaza San Martín se sentó en un frío banco, espero a que el sol se fuera, y sintió aquella patética sensación que tuvo en el café cuando ella le pidió tiempo, pero esta vez multiplicada por diez. El tren estaba tan cerca y sin darle importancia camino hasta Corrientes y allí se tomó el subte B, hasta Lacroze...entre sueños, miraba por la ventanilla y solo buscaba la respuesta en su memoria sobre la identidad de aquel, ¿quién sería?
Por
otra parte una historia parecía llegar a su final, aunque en aquel momento
nadie pensó que sería el inicio de otra cosa. La madrugada del 18 de julio de
2008 la medida de la 125 que había
llegado al Congreso de la
Nación , luego de 16 horas de deliberación y votación llegó a
un empate y en aquella madrugada Julio Cleto Cobos (ex radical), Vicepresidente
de la Nación ,
presidente del senado y compañero de formula de Cristina F. Kirchner desempató
con un voto negativo. La 125 del gobierno quedaba fuera del sistema y se volvía
a la antigua retención fija del 2007.
A los pocos días se anunciaba que el precio de la soja
descendía en el mercado.
En casa de Daniel, todo empeoró y la asfixia que le daban todos lo impulsó a tomar una decición irracional, inmadura, ingenua y solo importante para él. Esta vez todos esos grupos de los que no formaba parte, serían ellos los que no formaran parte de su micro-universo...entre los suspiros de sus padres y pedidos de que haga espacio en el entrepiso, ordene las cajas y tire las cosas viejas que no le sirvieran, decidió huir de la hipocresía tan normal del día a día que...finalmente se decidió...
En casa de Daniel, todo empeoró y la asfixia que le daban todos lo impulsó a tomar una decición irracional, inmadura, ingenua y solo importante para él. Esta vez todos esos grupos de los que no formaba parte, serían ellos los que no formaran parte de su micro-universo...entre los suspiros de sus padres y pedidos de que haga espacio en el entrepiso, ordene las cajas y tire las cosas viejas que no le sirvieran, decidió huir de la hipocresía tan normal del día a día que...finalmente se decidió...
Continuará…
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