Corsino vive en las afueras del conurbano bonaerense. Hace varios años heredó un café en el que trabajó desde los doce años. Aquel bar, más conocido como La Milonga, se encuentra en la ciudad de Buenos Aires resistiendose al paso del tiempo. Como buen símbolo del melodrama, Corsino cuenta y comenta las andanzas de personas que alguna vez se acercaron al café. Pero también escribe lo que se ha enterado y ha vivido en muchos de sus viajes. La razón de ¿porqué el dueño de un cafetín cuenta esas historias? no lo se. Una posible respuesta sea seguramente porque hoy forman parte de su vida.

lunes, 24 de septiembre de 2012

Lado B, Parte XX

REFLEJOS I
Las palabras se cruzaban como entre rayos de bicicleta y fuera de foco, en otros barrios un sinfín de personas vivía situaciones diferentes. Con esto no quiero soltar un final depresivo sino un final de cambio en forma de puente desde lo ya presentado a lo que esta por venir.

EL TORNEO DE EXHIBICIÓN
Llegó el gran día, un sábado en el Club Altube de José C. Paz. De los conocidos de Daniel solo fueron los que sabían que estaba entrenando y más acercados a ese tipo de deportes: su papá y su primo. Había mucho público, para la apertura había ido el Master 8vo. Dan Armando C. que le había tomado el primer examen de gump a Daniel y había sido el instructor de todos los instructores y master de la zona muchos años antes, incluyendo del instructor de Daniel. Ahora no daba clases, solo firmaba certificados y cobraba por los exámenes en dólares. Así comenzó el torneo de exhibición.
Primero compitieron los más chicos, Daniel fue juez de mesa en las luchas. Luego en la tarde compitieron los grandes. Allí Daniel ganó en forma (tul), pero el segundo puesto. Resultó que la chica contra la que competía era la novia del juez de mesa. Aunque eso se supo luego cuando ella le agradeció el favor.

Y en las últimas dos horas comenzaron las luchas. En ellas se dividieron los grupos y a Daniel le tocó competir con un chico de una escuela de Grand Bourg. Era facil de ver de donde era por su dobok con inscripciones de su escuela. Muchas cosas habían cambiado y lo que antes no se podía por ser considerado una ofensa al uniforme y a los demás compañeros sin importar escuela, ahora era cosa de todos los días. En los estiramientos Daniel veía como el instructor del chico le daba cachetadas y este repicaba como corredor. El entrenador lo insultaba parecía tomarlo muy en serio. Daniel por el contrario estaba solo, no había nadie con él. Estaba estirando en un rincón. Su instructor estaba hablando con el Master 8vo. Dan que se estaba dejando el torneo. Sus compañeros estaban desparramados por doquier, no tenía couch para la pelea. Lo llaman a competir. Cuadrilátero estaba dirigido por Néstor,  quien había sido el primer maestro de TKD de Daniel cuando tan solo tenía 5 añitos. El miró la esquina del couch que tenía que acompañar a Daniel y estaba vacía. Néstor le preguntó a Daniel si quería esperar, pero los jueces apuraron el tema. Se avisó de esto pero el otro instructor dijo que era hora. El árbitro preguntó y revisó que ambos contendientes tuvieran los protectores bucales y demás patchs.

La contienda de Azul y Rojo

El que hiciera más de tres puntos ganaba. Los contrincantes se saludaron. Daniel era el color rojo y su contrincante era quien llevaría el banderín azul. Y comenzó el combate. El contrincante Azul comenzó a boxear al Rojo e hizo el primer punto con un golpe de puño al pecho que lo resintió. EL árbitro advirtió exceso de contacto y una advertencia. El juez de mesa dijo que no le parecía y se anuló la decisión por tratarse de una pelea. Las esquinas lo avalaron a pesar de que en una de ellas estaba Claudio uno de los instructores de la escuela de Daniel. En vez de exhibición todo empezó como una pelea de verdad y Rojo tenía que tratar de adaptarse rápidamente.
Sigue la pelea y Rojo comenzó a bordear el cuadrilátero con un rebote pausado. Azul trataba de alcanzarlo con los puños pero Rojo suelta una leve tijera con la que consigue un punto y empata. El couch de Azul pide tiempo y lo llama. Se reanuda el combate, Azul suelta golpes de puño rápidos, consecutivos e incontables al rostro de Rojo. Pero este último se cubre y ante la guardia de Rojo, Azul larga con potencia una patada a las costillas que deja sin aire a Rojo y cae de rodillas al suelo. Azul va a su esquina y se sienta de espaldas según las reglas. Se le pregunta si puede seguir y Rojo se pone de pie con dificultad asintiendo con la cabeza sin percatarse que se le había caído el protector bucal.
Se abre nuevamente la pelea pero al segundo suspiro de Rojo, un puño del patch izquierdo de Azul se dirige e impacta con toda su potencia en la cien  de Rojo, este queda atontado por el golpe y, a pesar del grito de alto del árbitro, Azul coloca una patada con el talón a la mandíbula cerrada de Rojo y le parte una muela. Rojo no cae al suelo seguía de pie. Atontado. Azul avanza y el árbitro interfiere.

Rojo queda caminando por el cuadrilátero, no ve bien, está nublado, su papá y su primo están en la tribuna gritando pero no los escucha. Al quinto paso se cae. Todos hacen una ronda, el árbitro los separa. Llaman a un médico pero el torneo no tenía asistencia médica. Comienzan a telefonear, eso Rojo lo escucha y detiene el llamado. Se pone de pie con la boca chorreando un hilo de sangre que hasta ese momento se pensaba que era por una encía lastimada. Rojo perdió la pelea. Ganó azul que peleó contra otro chico de otra escuela y lo dejó inconsciente dejando a Azul en primer lugar.
Un compañero de Daniel vio la pelea de este y lo regañó por ir a pelear sin couch. Daniel lo miraba imaginándose con la cara golpeada y le dijo que no había nadie, que todos se fueron a festejar la primera pelea ganada por la escuela. Ese compañero se llamaba Juan Manuel, también era un conocido de Pablo y amigo de Ariel el marido de Victoria. Le dijeron a Daniel que le tocaba pelear por el segundo lugar ya que uno estaba inconsciente, pero rechazó la pelea y el tercer lugar. Juntó sus cosas y se fue a su casa. Nadie fue a ver como estaba, solo su familia lo esperaba, tenía aquel trofeo de la competencia de formas. Pero estaba muy golpeado para pensar, solo quería llegar a su casa, bañarse y dormir.


DE LO DELEGADO Y HEREDADO...

Al otro día todos los golpes se resintieron. Se levantó muy temprano eran las siete de la mañana de un domingo. Puso a calentar el agua y se cebó unos mates. Estaba muy adolorido. Su papá se levantó y lo vio sentado en la cocina, solo, meditabundo mirando un punto fijo perdido en la flama de la hornalla que calentaba la pava. Sonrió y tuvieron una de esas charlas que acostumbraban. Frases como “pegale para adelante” y “fue la primer pelea en mucho tiempo” sonaron algunas veces. Pero no era eso lo que le molestaba a Daniel, era el hecho de que estaba, metiéndose en un circo previamente armado. Mientras hablaba de Taekwondo pensaba en su novia de quien no sabía ni entendía que le pasaba, el trabajo estaba casi estancado y en la facultad sentía un vacío como nunca antes. las respuestas por el aplazo inesperado seguían siendo negativas. Al parecer el profesor se había equivocado y no había nada que se pudiera hacer. Y a pesar de todo esto, por alguna razón, solo pensaba en escribir y escribir como si eso fuera la solución a un problema que no sabía si existía o era un tema del su puto inconciente existencial. Su vida parecía repetir ciclos solo que cada vez lo encontraban más grande. Como una rutina que uno no siente cuando es chico pero que por el desgaste al ser viejo lo consumió por completo y se acordó de su abuelo, el padre de su viejo. Este último mientras hablaban comenzó a hacer tostadas con manteca.
Daniel le preguntó si estaba mal verle el lado lucrativo a eso, porque lo que había visto en ese torneo eran arreglos, señas, tranzas…y encima lo habían golpeado como en mucho tiempo no recibía una paliza. Y todo eso para nada. Si no tenía contactos no iba a llegar muy lejos ni si quiera podía llegar a ganar una competencia de formas.
Su papá respondía por momentos como justificando la competencia en el TKD, y hasta haciendo entender que así funcionan las cosas. A él también le gustaría que todo fuera mucho más honesto y transparente pero de algo hay que vivir. Aunque nunca pudo tener ese tipo de actitudes esperaba que su hijo pudiera lograr ser un poco más rápido que él.

Recordaron brevemente el “porqué” su papá lo había llevado a hacer TKD. El problema había comenzado cuando Daniel tenía cinco años y manifestaba ser hiperactivo, además de que no podía equilibrar los arranques de extroversión que tenía, lo semiexpulsaron del plescolar por reiteras peleas con sus compañeros luego de la hora de la siesta. La maestrahabló con su papá y le dijo que se lo lleve antes de las tres de la tarde, a pesar de que el horario de prescolar empezara a las 13.00 PM, al final solo se le permitió estar dos horas con su compañeros. Podía saltar en un funeral y dormir en una fiesta. Sin embargo ni el fútbol, ni el rugby, ni el basket sirvieron para lograr un equilibrio. 
[...] estudió tres disciplinas marciales. Sin embargo las dos erraron y solo le quedó seguir yendo a TKD, la que menos le gustaba....consecuencia, por un tiempo dejó de ir a practicar. Además existía otro problema: nunca debía decirle a nadie que lo practicaba, esto habría sido perfecto si donde iba a entrenar no hubiera sido José C. Paz, donde muchos de sus compañeros de escuela y secundario deambulaban. Eso hizo que el secreto dure poco y sea provocado y molestado por esos conocidos varias veces.
El tema se fue desviando y comenzaron a desayunar mientras comía una tostada la muela rota se dio a conocer.

DE LA DENTISTA Y DE ALGUNOS DIÁLOGOS

La visita al dentista no se hizo esperar y el lunes su dentista atendía en Villa Ballester, a casi una hora de José C. Paz donde tenía su consultorio. Tuvo que ir dos veces más a que le terminen un arreglo y le pidieran salvar la muela partida.
Las pocas veces que Daniel conseguía ver a Agustina había una que otra tensión en las palabras. La pregunta de cómo estuvo el viaje tenía respuestas muy breves y vacías. Ella no le decía mucho y parecía siempre disgustada por estar hablando de eso.
Agustina tenía cierto impulso a hablar con desmedro de todo lo que se asomase, mucho más que de costumbre y eso comenzaba a irritar a su novio que por momentos tenía ganas de mandarla a la mierda pero el deseo de disfrutar de los minutos que tenían juntos era mucho más fuerte.

Muy a su pesar soportaba pero para evitar contestarle como pensaba se iba sin decir mucho. Luego la celebre rutina continuaba con un llamado de ella diciéndole que la perdonase que no se sentía bien desde que volvió y que en unos días se pondría mucho mejor. Lo cierto es que eso ocurría muy poco, es decir, casi nada.
Una tarde, en los últimos días de abril, Daniel se acercó al departamento para ver como estaba pero lo atendió Yayu, porque Agustina no estaba. Había salido una compañera del trabajo después de terminar de trabajar e la librería. Él todavía no conseguía acostumbrarse a los nuevos horarios. Sin embargo Yayu lo invitó a pasar y esperarla mientras tomaban unos mates.
Mientras hablaban un poco de la facultad, de os exámenes, de las recomendaciones de Daniel para el curso de verano que había hecho salio el viaje a Nueva York. Si algo había aprendido después de tantos años en derecho era a leer los gestos minimalistas de de algunas personas y Yayu no era la excepción. Como una pequeñísima molestia al hablar del tema. Algo no le estaba diciendo pero era amiga de Agus y sabía que sería muy difícil que le dijera algo que le haya confesado. Lo seguro es que era algo de New York. Y muy a su pesar decidió olvidarse de ese presentimiento y pensar que eran locuras de sus neuronas. A todo eso le preguntó si había visto las fotos del viaje y Yayu asintió sin dudar, pero Daniel todavía no había visto ninguna. Se levantó después del séptimo mate y se fue con la excusa de que tenía que terminar un pedido. Y le dejó saludos a su novia...que más daba, estaba tranquilo ... aunque se sentía un boludo más sin saber porqué o cómo empezó todo, se sentía en un mundo de agua. Agus había vuelto, pero no estaba...

Por suerte una historia más solida sucedía entre Buenos Aires y Córdoba...Cristian visitaba a Laura, su novía que no llegaba todavía a cumplir veinte años. A pesar de sus pequeñas discusiones por teléfono y relación a distancia si no fuera por aquellos fines de semana largos, internet y los fines de semana en los que Cristian viajaba aunque fuera para verla aunque fuera tan solo un día y volver el lunes a la mañana en micro a la terminal de Retiro para ir con su bolso al trabajo y empezar su jornada laboral a partir de las 8.00 AM.
Si hubiera una historia protagonista en estas páginas sería justamente esa...


Continuará…

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