Corsino vive en las afueras del conurbano bonaerense. Hace varios años heredó un café en el que trabajó desde los doce años. Aquel bar, más conocido como La Milonga, se encuentra en la ciudad de Buenos Aires resistiendose al paso del tiempo. Como buen símbolo del melodrama, Corsino cuenta y comenta las andanzas de personas que alguna vez se acercaron al café. Pero también escribe lo que se ha enterado y ha vivido en muchos de sus viajes. La razón de ¿porqué el dueño de un cafetín cuenta esas historias? no lo se. Una posible respuesta sea seguramente porque hoy forman parte de su vida.

lunes, 9 de abril de 2012

Lado B, Parte XIV

RESPIRANDO BUENOS AIRES III

Buenos Aires, diciembre (lado B) del año 2007
Daniel buscaba departamento con sus amigos pero al mismo tiempo se concentraba en un trabajo en algún estudio de la capital. Pero no conseguía ningún puesto, para los que tampoco esperaba algo grande. Sus expectativas eran las de un cadete y obviamente máximo un secretario. Lamentablemente los entrevistadores pedían mujeres o que residan en Capital en ese mismo momento. Lo degradaba el hecho de ser del cono urbano bonaerense o Gran Buenos Aires. La gente de esos pagos vive muy lejos como para ser puntual o tener disponibilidad horaria. Por otro lado buscó otros trabajos fuera del área jurídica pero no había suerte.
Aún así, no fue eso lo que lo desgració de contenido académico. Lo que le pateó el humor fueron muchas de las respuestas dadas en Tribunales, donde buscó trabajar para el Estado aunque ganara centavos o nada como el mejor de los meritorios. Todas las respuestas de los estudios jurídicos se resumían en frases hechas que le proyectaban la realidad que estaba ignorando: “Sin gancho no entrás” Necesitaba  ser hijo de… acomodado por…avalado por…blablabla.

Sin un tío que le hiciera de alcahuete o sin un apellido X….al parecer iba a ser muy difícil. Esto le produjo una temible desazón que se vio alimentada por frustraciones futuras que ya presentía al momento de tener un título. Aún así siguió buscando trabajo cerca de José C. Paz, pero ahí si que uno tenía que ser estrictamente una mujer, de lo contrario no se podía entrar al estudio. A excepción de los clientes claro.

2007: Casi fin de año y… fin de año al fin
El 10 de diciembre del 2007, la televisión se veía la asunción de Cristina Fernández de Kirchner, peronista, como presidenta de Argentina y el traspaso del gobierno hecho por su marido Néstor C. Kirchner Ostoić. Y Julio C. Cleto Cobos, ex-radical, como vicepresidente de la Nación. Exponiendo como lema de campaña y formula sus convicciones. 
Era 21 de diciembre, en un día Agustina partiría al sur con su hermana y su papá quien las había esperado en capital. Pero aquel día se encontró con Daniel en el barrio de Barracas. Caminaron hasta la estación por rumbos separados pues habían acordado un punto específico en Barracas. Daniel llegó con el 93 y caminando. Agustina, quien no entendía por qué ese lugar, se tomó un taxi que la alcanzó hasta la Flor de Barracas donde la esperaba Daniel, en ese cafetín siempre paraban con su papá y su abuelo…cuando este último todavía era maquinista hacía ya muchos años (Suárez y Arcamendia).

Y mientras se tomaban un café  de a sorbitos, Agustina soltó sin avisar:
-Tengo que irme.
-¿Qué?...
-Vos sabés que tengo esta idea desde hace rato.
-Si, bueno, dale…y ¿a dónde?
-Ya te venía diciendo que tenía ganas de conocer cosas nuevas, que no veía la hora de tomarme un avioncito y terminar en cualquier lado…
-Si, si…ya venías con esa desde hace mucho…pero…
-Bueno, me dieron la buena noticia es que me dieron la invitación, la visa y el trabajo-Dijo conteniendo una sonrisa que trataba de escaparse a los gritos.
-No sé ¿justo ahora…? ¿Cuando?
-Dentro unas semanas, así que  no me dejó ni tiempo de hacer un millón de cosas…No te cae muy bien...¿no?
-No sé…pensé que podíamos ir unos días al sur, conocer a tu familia. Y si eso no te gustaba agarrábamos para la Pampa, por la ruta 5, le pegamos derecho…- decía tratando de sonar despreocupado y en broma. Él quería aprovechar el momento pospuesto por su novia para proponerle algo que ya no podía.
-Dani, esto no se da siempre. Es una oportunidad que vengo esperando desde hace rato y para eso tuve que esforzarme mucho. Igual no sé por qué estás así, pienso volver a penas termine…es nada más que un mes y medio. En febrero estoy de vuelta. Vas a ver que se pasa rápido.
-No sé, ahora que íbamos a tener más tiempo podíamos aprovecharlo para que te vinieras para mi casa, vacaciones, asado y finalmente conocieras a mis amigos. En lo que son estos meses no pudiste venir tan seguido como “queríamos”-Se sonríe entre comillas.
-¿Otra vez…?- Daniel la miró a los ojos, sonrió y se fueron del café en taxi. Este la acercó a su departamento pero esta vez Daniel no bajó, dejó que este lo alcanzara a la estación pero antes la abrazó lentamente simulando que todo estaba bien.

Los días pasaron y aquella familia patagónica se reunió nuevamente en el sur, festejaron como lo hacían cada año. Este era el segundo en que las dos hijas del matrimonio eran una visita. Se comentó el viaje de la hija menor pero había contado con el apoyo de todos, por otro lado también se habló de ese novio que la esperaba en Buenos Aires y que al padre no le caía, todavía, del todo bien. La madre se mostró atenta y quería conocerlo pero según la hija habría que esperar a que volviera de Estados Unidos.

El segundo día del 2008

Pasó fin de año y las hermanas volvieron a su departamento. No había señal de Yayu, pero igualmente ya se había despedido de Agustina antes de que viajara al sur. En cuanto al trabajo no hubo casi resistencia del dueño. Luego de una charla con el padre durante su estancia en Buenos Aires acordaron aquel tiempo como vacaciones sin goce de sueldo.
El miércoles 2 de enero los novios se encontraron en el café La Flor de Barracas, esta vez, por decisión de Agustina quien aprovechó ese momento como despedida ligera diciendo:
-Te voy a escribir para que tengas algo que leer más allá de esos libros de aventura durante el verano. ¡Que biblioteca querido!... ya le va llegando la hora de un cambio-sonríe- Mientras tanto y, como se que te gusta mucho, acá está un regalito de reyes.
Era un libro envuelto en papel madera, al romper la envoltura, un libro de tapa blanda amarillenta captó toda la atención de Daniel…era Rayuela.

-Sabés que solamente lo leí una vez, nunca lo leí de la forma desordenada-soltó Daniel comprimiendo la euforia y dándole un beso.
-Bueno, ahora vas a poder, la edición está bastante buena y por como revolví en tu pieza, entre todos esos libros de aventura, solo tenías tres libros de Cortazar. Y este, dejame que te diga: raramente, no estaba.
-Si, la vez que lo leí fue gracias a que me lo robé de un negocio-sonriéndose-. Era chico, mi viejo me vio leyendo un libro nuevo y me preguntó cuando lo había comprado. Increíblemente no le mentí, le dije que me lo había robado. La reacción de él fue instantánea, me agarró de la oreja, me llevó hasta el negocio y me obligó a que pidiera disculpas. El dueño del local se río y me perdonó. Al final me regaló el libro de todas formas, aunque no se si mi viejo se lo pagó…nunca le pregunté. Estaba rojo de vergüenza. Al final lo terminé de leer y lo doné a la biblioteca de la Juana Manso, el colegio donde terminé noveno año…increíblemente, todavía se mantiene en pie ahí en San Miguel…viste.

Agustina se había quedado escuchando la historia y viendo como Daniel la contaba sin apartarle los ojos a aquel libro que lo había hipnotizado.
Ella aprovechó y le contó otra historia referente al libro, del viaje que había hecho antes de que cayera en sus manos, de su hermano y su papá en Santa Cruz. Y de como aquel libro la acompañó desde que se subió al micro que salía de Trelew y sus primeros meses en Buenos Aires. 
Las historias afloraban hasta con el silencio, era la primera vez que Daniel iba a extrañar tanto a alguien durante un viaje y, por el contrario, esta vez a ella el periplo no la entristecía al mirar atrás, pues pronto volvería.
Terminaron su café y se fueron hasta su departamento donde la despedida no quería dar brazo a torcer. El taxi se fue pero Daniel la acompañó hasta la puerta, subieron las escaleras y cerraron la puerta.

Idas…
El 3 de enero del 2008 Agustina viajó a Nueva York por un trabajo temporal. Una especie de programa internacional para obtener experiencia en el extranjero. Daniel contaba los minutos que acababan ir en cuenta regresiva esperando su vuelta…trabajó todo el día, la idea de no estar con ella en Ezeiza para atrasar la despedida le taladraba la cabeza y le intoxicaba las neuronas. Al llegar la noche de aquel tres de enero del 2008 había terminado su jornada, su familia no estaba, calentó el agua y se cebó unos mates en aquel patio rojo que habían hecho con su papá. Mientras pensaba mirando al cielo en ella, en un avión que no veía y en el arrepentimiento de no haber estado ahí.
Mientras tanto en los aires porteños volaba el avión que la llevaría a New York sin escalas. Por la pequeña ventanilla vio por un segundo al vacío que no encontraba suelo. Sacó su agenda por unos minutos para repasar su itinerario apenas llegara al aeropuerto, entre una de las páginas estaba la foto de ella y Dani en el paseo de la Costanera Norte. Estaba contenta y expectante, nada triste…sacó del bolso el cuaderno rojo que nunca le devolvió y leyó esos cuentos, mientras se sonreía, sobre una chica disfrazada con aquel nombre.

Continuará...

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