Corsino vive en las afueras del conurbano bonaerense. Hace varios años heredó un café en el que trabajó desde los doce años. Aquel bar, más conocido como La Milonga, se encuentra en la ciudad de Buenos Aires resistiendose al paso del tiempo. Como buen símbolo del melodrama, Corsino cuenta y comenta las andanzas de personas que alguna vez se acercaron al café. Pero también escribe lo que se ha enterado y ha vivido en muchos de sus viajes. La razón de ¿porqué el dueño de un cafetín cuenta esas historias? no lo se. Una posible respuesta sea seguramente porque hoy forman parte de su vida.

domingo, 11 de diciembre de 2011

Lado B, Parte VI

FESTEJANDO UN AÑO, ESTA VEZ LA EDICIÓN ES DOBLE
ERASE UN 2007, Parte II

Para septiembre de aquel año ya había terminado las pasantías con la suerte de no tener que volver a esos futuros abogados y a los empleados administrativos que ya lo eran.
Sin embargo el 28 de octubre hubo elecciones y todos los sectores empresariales votaron a la mujer de Nestor Carlos Kirchner Ostoić, de origen Suizo-Croata, Cristina Fernández de Kirchner, peronista de izquierda, y su compañero de fórmula, un radical mendocino de nombre Julio Cobos quienes asumieron el 10 de diciembre de ese mismo año. Por otro lado, en oposición al gobierno, en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires ganó el PRO una especie de peronismo de ultraderecha con miembros de la alta sociedad aristocrática encabezada por el presidente de Boca Juniors, Mauricio Macri. El recuerdo más patente de aquellos días es que no existía una oposición. Luego de la crisis del 2001 y las elecciones del 2003 muchos políticos desaparecieron de escena dando lugar a los que muchas veces eran ecos de...

Del 20 de julio y la reunión incompleta

El 20 de julio del 2007 Cristian, Jalva y Daniel se reunirían en la pensión donde se quedaba el primero, CeUAN. El inquilino esperaba a sus dos amigos, pero uno de ellos como de costumbre llegó tarde. Se había tenido que ver con su pequeño afer de invierno en la librería de Recoleta, pues ese día saldría a la venta el libro de J. K. Rowling. Entre un enjambre de fanáticos disfrazados la acompañó y ella le dio un regalo recién envuelto. Era el último libro de la saga en inglés.
Había llegado a la librería luego de haber pasado por el barrio de Once a pocas cuadras. Entregó un pedido y cayó con la ropa del trabajo. Jamás había desencajado tanto entre gente que en realidad estaba disfrazada. Estuvo ahí viendo semejante desfile cuando llegan la hermana y el novio. Se iban a ir a comer cuando salió el tema de donde venía y a donde iba Daniel.

Empezó a hacer frío y la hermana de Agustina le "ordenó" al novio que le prestara el saco que llevaba, ya que supuestamente no lo necesitaría.
Ante la respuesta negativa de Daniel, Agustina lo miró y con eso bastó para que aceptara el saco marrón del que podría llegar a ser su "concuñado".
Se despidieron y ella le anticipó que se iba a ver con sus migas de la facultad y él que se juntaría con sus amigos de siempre. ¿De siempre? Y al ponerse a meditar mientras iba llegando a la pensión, era cierto, los conocí casi desde el mismo tiempo en que comenzó tener memoria, excepto a Pablo, quien recién apareció allá por comienzos del 2000.

Llegó a la pensión en Palermo donde Alberto y Cristian lo esperaban. Dejó su alforja y caminaron hasta el Dubliners Irish Pub. Este era uno de esos nuevos lugares que estaba frecuentando Cristian desde que vivía en la Pensión. En ese bar se podía tomar la cerveza importada que uno quisiera con las variantes del porcentaje de alcohol importantes. De fondo tocaba una banda irlandesa música folk.
Se sentaron y entre hamburguesa de por medio Daniel soltó un frase en inglés por Pablo que no estaba, due casi una estrofa de "Wish you were here", pero sus amigos parecieron no entender el porque de la cita y seguido de un comentario de Cristían dijo un breve brindis por todo aquello que venía pensando. Estaba ahí, aquel Día del Amigo, con dos personas que se vieron crecer desde el preescolar. A Cristian lo conocía desde que tenía cinco años y a Alberto desde los siete años.
Después de la melancolía caminaron regreso a la pensión porque Cristian quería mostrar su bar preferido, al parecer por la moza de treinta y tantos que trabajaba ahí, pero que supuestamente iba a estar más tranquilo para seguir tomando. Alberto después de dos cervezas con un porcentaje del 14 por ciento estaba hablando boludeces pero igual siguió.

En el camino se encontraron con las dos primas de Cristian que iban para otro lado. Alberto entre sus momentos de lucidez, empezó a hablar en inglés con ellas ya que había estudiado más de siete años al igual que las primas.
Así y todo hablaba en español, pero querían practicar el idioma sajón. Ya que para todos Daniel no hablaba inglés se mantuvo ante el cruce de palabras.
Siguieron viaje y Alberto vociferaba la alegría de haber podido practicar inglés aunque fuera unos minutos. En el bar esperaban tranquilos mientras Cristian contaba lo bien que se sentía con Laura y Daniel soltó que estaba conociendo a alguien y que las cosas estaban yendo despacio pero así y todo parecía una revolución constante.

Los amigos le insistieron que arreglen para encontrarse con ella y las amigos en un boliche al que Cristian los llevaría. Pero la respuesta fue "no". No quería avanzar así con ella, les explicó que eso era especial y que si salía no quería que lo viera así. Es decir, con un poco de cerveza, cansado, todavía con la ropa del trabajo en fin, ella estaría bañada, arreglada y el era el vivo retrato de un venido a menos.
Fueron al boliche tan anhelado por Cristian pero estuvieron llegaron para escuchar como apagaban la música y salía el sol. Daniel no paró de quejarse por que tuvieron que pagar la entrada como unos 15 pesos y que alguien le había volcado un trago en el saco prestado. Si hubiera sido por él en vez de ir al boliche habrían ido a desayunar a un café de la Av. Corrientes, pero todavía aquellos gustos eran demasiado amargos para sus amigos.
Llegaron a la pensión donde Cristian le dió la alforja a Daniel quien junto con Alberto volvieron en el San Martín a José C. Paz.
En su casa su papá se había levantado antes que todos y estaba tomando unos mates, le cebo unos amargos y se fue a entregar un pedido mientras que su hijo se fue a dormir toda la mañana.

De la cita y versos entre cafés

Un sábado pasó por la librería, Plaza Francia se había poblado de artesanos, caminó abrigado por la calle Junín, la gente parecía más relajada aunque se estaba nublando. Mientras esperaba que dieran las tres para que saliera, paseo por las casas de películas, fue hasta una disquería y al llegar las cuatro de la tarde enfiló hacia la librería. Agustina estaba terminando de trabajar, salieron y empezó a lloviznar, dieron la vuelta y entraron al café Balcarce sobre Junín. Tomaron un café y hablaron por casi una hora, como llegó a Buenos Aires desde Chubut y en un momento de la charla ella hizo una pausa para darle protagonismo a la música que sonaba en la radio, Los Cranberries. Daniel se quedó mirando como ella desvio la mirada y sonrió con vergüenza, como una nena de seis años después de decir una mentira.
No sabía mentir asique le dijo que aquella canción que sonaba era la misma que sonó cuando su novio había terminado con ella. Daniel forsó una sonrisa sin saber que decir al comentario al que en ese momento hubiera preferido que ella supiera mentir.

Parecía una extraña coincidencia que no había podido obviar luego de haber dado vueltas sobre otros temas y no querer ni siquiera mencionar su nombre. Daniel tragó saliva y los nervios eran brutos traidores que en cualquier momento le harían tropesar.

Salieron del café y ella quería volver a su casa, eran como las ocho de la noche, la vida nocturna estaba empezando y para ellos estaba terminando. Fueron juntos hasta el departamento de ella, entraron y Agustina le preguntó si quería tomar unos mates.
El departamento era bastante amplio, tenía dos habitaciones una cocina acogedora y un comedor. Al rato se abrió la puerta, había llegado la hermana. Era bastante parecida aunque unos años más grandes ya la conocía del día en la librería, Agustina los presentó como hubiera querido aquel día y las preguntas brotaron como el aire.

Hablaron de la facultad, Daniel se estretenía comentando y preguntando sobre los sistemas de las facultades, con estudiantes desconocidos era un tema recurrente en él más que de vez en cuando.
Resultó que la hermana de Agustina estudiaba en Ciudad Universitaria, la carrera de arquitectura, justo donde Daniel hizo el CBC. Hablaron un largo rato, tomaron un café importado que conseguía la hermana cada vez que su novio viajaba.

Eran casi las doce de la noche y si no se iba perdería el último tren a San Miguel que salía de Lacroze. La velada terminó con un simple saludo a la hermana y una suave despedida en el marco de la puerta del 4B. Bajaron las escaleras y ahí pasó lo que no deja más que decir. Ella subió y el se quedó un momento tratando de orientarse. Se encaminó a una avenida para tomarse un taxi y mientras se alejaba vio la persiana de su piso abierta y todavía con una luz encendida. Dio vuelta en una esquina y se quedó con aquella última imagen, quedándose con las ganas de seguir contemplando toda la noche.

Del todo va tomando un cause

Aquel año la hermana menor de Daniel, había terminado el CBC para hacer el Traductorado Público en la Facultad de Derecho mientras tambien se había preparado para rendir los tres exámenes de ingreso adjuntos a la carrera. Uno de ellos era en español, los otros dos eran en inglés. Para el primero no hubo ningún problema, pero a pesar de haber estudiado más de siete años inglés, necesitó estudiar con una profesora nativa de Inglaterra de la que luego se hizo muy amiga.

A las clases iba con dos amigas, pero ninguna estas dos pudo rendir los exámenes.Una de ellas hasta terminó dejando la facultad debido al trato de los profesores. La otra simplemente cambió la orientación y se adentró simplemente al derecho. Por el contrario Noe, como le decían todos, rindió bien dos, pero para el de gramática escrita inglesa no tuvo suerte. Fue así que su que preparó unas equivalencias para cursar mientras tanto la carrera de derecho. Daniel la acompañó y su hermana rindió libre las materias que le hacían falta y comenzó tranquila la carrera de abogacía como su hermano mientras que se preparaba para la siguiente fecha del examen de inglés, el que sería en el 2008.
Mientras que en la Facultad de Derecho se anunciaba un nuevo cambio en el plan de estudios, al parecer se seguiría vaciando de contenido la carrera para cargar los posgrados y que los estudiantes tuvieran que pagar uno de estos estudios.

En cuanto a Daniel,el año fue terminando paulatinamente con un broche de oro. En la facultad le fue muy bien, por otro lado se cruzaba con una excompañera de la escuela primaria, Cecilia, con quien había cursado econocmía en el CBC y ahora ella había decidido cambiarse de carrera para entrar al IUNA y estudiar arte.
En un encuentro casual, en el tren Belgrano, Hablaron largo y tendido. Mientras tanto Daniel recordaba ese sueño que tuvo desde que era chico, dibujar, contar historias, cantarlas...pero todo eso se reducía a las cuatro paredes de su cuarto, la guitarra, el violín... y un cajón que solo él abría para guardar los sueños.
Entre todas sus idas a capital se reencontró con aquella amiga que estudiaba violín. Habían arreglado para ir al teatro Colón antes de que fuera cerrado por tres años debido a las reparaciones que se debían hacerle y así poder reabrirlo en el Bicentenario. Ella le regaló el último CD de la Bersuit Vergarabat que venía con una entrada para ir a verlos a Mar del Plata en el 2008.

Del cajón

Aquel año algo había pasado en una visita de Agustina a su casa. Ella había abierto el cajón sin que él se diera cuenta y se puso a leer una hoja suelta con la fecha de hacía pocos días, ahí se podía leer en el primer renglón, "Para Dalila"...

Aquel nombre tenía varios referentes. Entre ellos canciones, historias...
Tardó en explicarle que era el nombre de un personaje crónico y que lo que estaba leyendo era un cuento en primera persona pero que tampoco era el único, había más con ese nombre.
Ella se quedó leyendo como él comentaba en los cuentos muchos momentos que habían tenido juntos. "Detrás del nombre estás vos" dijo sintió como le pegaban en el estomago por semejante estupidez.

Esperó sentado en su cama la risa de ella pero no fue así, se quedó leyendo un rato más sin prestarle mayor atención. Daniel fue a buscar el mate y al terminar el día Agustina le pidió el cuaderno en el que tenía otros cuentos.
Pasó el 2007, terminaba el año y no habían vuelto a hablar de eso. Por un lado él sentía alivio y no se atrevió a pedirle el cuaderno esperando a que se lo olvide o lo perdiera en algún subte.
Con el 2008 empezó también a hacer los cursos de verano que muchas veces le ayudaban con materias que por trabajo u otras materias había tenido que dejar. Y así comienza un año fugaz, Viajó para el concierto de la Bersuit en el Patinódromo de Mar del Plata el 25 de enero y así poder reparar el espectáculo del 2007 en River. Sin decir mucho a nadie, solo a su familia, viajó en micro y se quedó en un campamento, en sierra de los padres. Mientras armaba la carpa recordaba como sus amigos le reprochaban esa idea que tenía de irse a un camping, donde no tenía las comodidades de un hotel. Pero para él eso era la libertad absoluta, el mundo sin muros. Estaba solo y eso nunca le había importado, nunca le dio relevancia a la soledad. Al contrario era un esquema tan perfecto como en el que se encontraba. Solo y lejos de todo...como bien había pensado "el mundo sin muros". Una utopía imposible. Ahora tenía una especie de muro en la cabeza, no era fisico todo se reducía a "que estará haciendo"...Cuando buscó el cuaderno que no estaba en su bolso se acordó de Dalila y...era una inspiración que aveces lo incomodaba. Sin pensar más se acostó a dormir entre más sueños, sustrayendose sin saber dónde.


Continuará...

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