Corsino vive en las afueras del conurbano bonaerense. Hace varios años heredó un café en el que trabajó desde los doce años. Aquel bar, más conocido como La Milonga, se encuentra en la ciudad de Buenos Aires resistiendose al paso del tiempo. Como buen símbolo del melodrama, Corsino cuenta y comenta las andanzas de personas que alguna vez se acercaron al café. Pero también escribe lo que se ha enterado y ha vivido en muchos de sus viajes. La razón de ¿porqué el dueño de un cafetín cuenta esas historias? no lo se. Una posible respuesta sea seguramente porque hoy forman parte de su vida.

domingo, 11 de diciembre de 2011

Lado B, parte V

ERASE UN 2007, Parte I 

Cuantos días pasaron desde el espectacular recital de Waters y la enorme desilusión que le provocó la Bersuit en el estadio River, después de tantos avisos sobre el cual sería su único show en todo el año hasta su nuevo trabajo. de cualquier forma el primero superó por lejos al segundo meramente nacional y gran compañero durante la primera adolescencia de todos.
A principios de marzo el presidente de Venezuela Julio Chavez encabeza en Argentina y otros paises, desde el 8 al 12, un acto en de repudio contra George Bush que se encontraba visitando algunos paises de America Latina, entre ellos Brasil.

A principios de Mayo había conseguido una pasantía en la Morgue Judicial de Buenos Aires, Junín 760. Por aquellos días estaba interesado en el derecho forence y la pasantía sin paga por tres meses sería una buena forma de adentrarse en el tema.

Llegó el miércoles 23 de mayo y Pablo pasó a saludar por la casa de Daniel, era su cumpleaños. También lo llamaron por teléfono dos amigos que arribaron a la casa el sábado a la tarde. Pablo no pudo ir. Sin embargo se pusieron al día en cuanto a nuevas había.
Alberto estaba terminando un curso de peluquería canina en Capital, casi cerca de la pensión en la que dormía Cristian.
Este último mantenía un silencio expectante, el suspenso era funcional a medida que la música cambiaba de fondo.

De un sonido sin Rumbo
Mayo fue para él un sin fin de idas y venidas a la librería. En algunas entraba y se tomaba un café mientras leía algún que otro libro. Otras veces esperaba afuera tratando de mirar por la vidriera y ahí se quedaba aguardando. Luego se convencía de que no valía la pena. Hacía dos cuadras y estaba seguro de que volvería con fuerzas de soltar un simple “hola”. Pero eso no sucedía la pesadilla de que tuviera novio lo enloquecía, era algo lógico si uno la veía sonreír sin conflicto de quien la viera. Entre un sinfín de tormentos escuchaba murmullos que decían "ni te le acerques", por suerte hubo un pequeño hecho que lo cambió todo.

Un robo seguido de la muerte de un chico que estudiaba a la salida del colegio lo hizo meditar en la posibilidad del nunca haberse acercado a ella. Nunca lograr todos los objetivos que se planteó en la vida, el quedarse a mitad de camino ¿Qué sentido había en el todo si no era dueño de lo que en menos de una hora puede cambiar porque alguien que si forja su suerte le roba una carpeta con apuntes y, mientras sin un porqué lógico, eprieta el gatillo que vaya uno a saber cómo le llegó al dedo índice? ¿Y el no se animaba a encararla? En vista de un planteo que nada tenía de comparativo, era estúpido dar vueltas.

Se acercó a la librería y comenzó a actuar como tendría que haberlo hecho desde un principio, como una persona inmadura y ridícula. La molestaba por cualquier cosa, cuna pregunta, un libro, una dirección…al final se dio cuenta de que solo hacía falta olvidarse de ella y ser quien tenía que ser.
La retrograda pregunta “¿te conozco?” le sacó más de una oración a la chica que no titubeó decir su nombre: "Agustina" Salieron algunos recuerdos de la cátedra de verano. Por suerte ni se acordaron de aquel boludo del ascensor. Obviamente pasaron unos meses o simplemente la mínima barba del chico ayudó a distorsionar la imagen. Lo bueno fue que hablaron sin presiones dejando que las cosas fluyan, de lo contrario para qué insistir.
Desde aquel día las visitas a la librería fueron consecutivas, casi de amigos. Tampoco podía descuidar su trabajo con los carrillones, su primo estaba casi todo el día puteando de la bronca. Su mamá también ya que dos clientes importantes, que hacían grandes pedidos, se habían superpuesto y si los carrillones no salían lo textil que hacían sus papás tampoco.

Del 23 de mayo que fue después
El cumpleaños número 22 reunió a Jalva, Cristian y Daniel. Mientras su papá hacía un asado, Cristian develó el porqué de las idas y venidas a Córdoba. Aquella extraña llamada que lo ubicó en Carlos Paz, Provincia de Córdoba.
“Conocí a alguien por internet”. A Jalva no le sorprendió tanto como a Daniel, para quien la tecnología servía solo para mandar algún que otro correo. Jalva ya había conocido a Corina, la chica de Pilar que hacía algunos años había salido con él algunos meses. Esta vez la chica era de Córdoba capital y se llamaba Laura.
De alguna manera se obviaron las preguntas sobre Nadia, esa relación en la que Cristian era un extraño tercero...

Los dos amigos esperaron reteniendo preguntas hasta dejar que Cristian soltara todo. Sin querer Daniel tenía en su equipo de música dos discos, uno era un compilado con Just a Gigolo, unaa banda sonora que al terminar la anécdota soltó Good Bye Stranger de Supertramp.
Al parecer Cristian tenía un blog por internet junto a otro chico. Entre los contactos de este otro apareció una chica que desde que la vio no dejó de sonarle esa imagen. Le pidió el contacto a este otro y se escribió con la chica hasta que ella lo invitó a Córdoba capital. Tal vez pensando que él no lo haría o probando hasta cuanto hablaba y cuanto hacía.
Pero Cristian sacó un pasaje de micro para un fin de semana. Ella lo iba a esperar, él ya tenía la reserva del hotel y alguna que otra visita por si la chica le cerraba la puerta en la cara. No fue así.
Laura lo recibió, pasearon juntos por Córdoba y así comenzaron las idas y venidas a Córdoba. De apoco sería uno menos en el grupo, aunque viajaba los fines de semana y Daniel hasta ese momento no los veía con frecuencia más que para fechas especiales.
En cuanto a su trabajo en el restaurante había cambiado para comenzar en una Oficina de Despachantes de Aduana. A lo que se le sumaría la carrera de Despachante de Aduana. Respecto a eso se obviaron muchos posibles comentarios sobre la carrera de medicina en la UBA. Aquel 23 de mayo del 2007 Pablo no estuvo.

En cuanto a Jalva, ese nombre tan particular. Se llamó así por algún parafraseo del secundario, su verdadero nombre era Alberto…sin embargo muchos se ahorraban una silaba al llamarlo con “J”. Estaba trabajando de peluquero canino en la veterinaria de Pueyrredón. Al referirse a la universidad, decía que estaba como siempre. Sin resultados. Por suerte podía seguir cursando aunque adeudase finales, pero tenía menos de dos años para rendirlos, sino todo lo hecho se desmoronaría en su carrera de veterinaria.

Daniel soltó alguna insinuación de la chica que no para de darle vueltas, sin embargo no quería perder tiempo en algo que seguramente no sería más que una simple ilusión. Todo indicaba la nada en esa vida limitada al trabajo, los exámenes y la soledad de la escritura. En cuanto a esto último no dijo ni "mú". Le parecía estúpido plantear un tema referente a lo que escribía y encajonaba. Ni siquiera él releía lo que escribía, siempre al cajón. Por otro lado su nueva habitación lo tenía en constante ordenamiento, parecía no terminar nunca de abrir cajas y encontrarse con más y más libros. Seguían apareciendo por todos lados, su papá los había embalado y los subió a un entrepiso para cuando él quisiera releerlos y ordenarlos. Y lo hizo. Libros viejos, libros nuevos…hasta esos que le daba vergüenza decir: “Si, también leí eso”. Hasta tenía algunas versiones en inglés casi apolilladas.
Y así pasó otro cumpleaños, su número 22. Y los tres amigos dijeron que hacía tiempo no veían a Pablo, tampoco se juntaban como solían hacerlo. Sinceridad faltaba, Daniel había visto el recital de Roger Waters y la Bersuit Vergarabat en el Estadio River.

Del 9 de julio del 2007
Aquella fue una fecha histórica, desde 1918 no nevaba en Buenos Aires, la edad de Mariano Mores. Llevaba dos días la nieve en José C. Paz y la primera noche salieron todos los chicos a jugar una guerra de nieve como alguna vez habían visto en una lejana película. Así era la nieve.

Ese día también se festejaba la independencia de Argentina, un 9 de julio de 1816. Durante el día la familia de Daniel viajó a capital y a otras ciudades, toda la gente estaba de fiesta.
Sin embargo dos días después, el chico fue a hacer su pasantía y se dio cuenta de que no todos se habían divertido. Mucha gente que vivía en las calles porteñas y demás lugares sufrió la caída de los copos.
Por desgracia ver aquellos cuerpos no fue lo peor entre las tareas administrativas que tenía que hacer. Algunos compañeros y compañeras de la pasantía, como empleados del lugar soltaban comentarios como: "Es increíble que la nieve blanca termine con los negros en menos de 48 horas", " ¿Porqué no nevará más seguido?", "Lo único malo de esto es que los que tienen más trabajo somos nosotros y encima no nos pagan"...
Daniel recordó aquel día en que compró la entrada para ver a Roger Waters y después de escuchar eso se sintió con nauseas y no precisamente por los pobres cuerpos que yacían etiquetados "NN".
Al terminar el día camino por la Av. Cordoba ahogado por los comentarios de oficina. Miró a su alrededor y por primera vez contempló aquella jungla animal que lo rodeaba entre ruidos mecánicos. Los altos edificios daban brillo de majestuosidad para los ojos que miraban del cielo a lo lejos. La ciudad parecía superar a sus dueños y ser esta la dueña de ellos retroalimentando la vida de sus huespedes. Sin asco se alimentaba de cualquiera, sin discriminar tenía un lugarcito para todos y cada uno. Si eso era cierto cual sería el lugar de aquel chico que salió aquella tarde a caminar con olor a muerto. Habían comenzado los planteos a una edad temprana por suerte llegó la lluvia sin nieve y refrescó algunas ideas mientras volvía sin saber porqué a la esquina de Junin y Av. Córdoba.
Entro a un café que estaba en frente a la Morgue y la Facultad de Economía. Se sentó en una de las mesas del fondo que lindaban con una ventana.
Mierntras esperaba su café con leche, vio a una chica en una de las mesas delante de él, tambien del lado de la ventana. Ella tambien esperaba a que terminara de llover. Se tomo un té y pidio miró al mozo pero este parecía estar en otro mundo. Sin saber porqué se acordó de un comentario que Cristian le había hecho hacia algunos años y la situación le hizo gracia....


  Continuará...

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