Corsino vive en las afueras del conurbano bonaerense. Hace varios años heredó un café en el que trabajó desde los doce años. Aquel bar, más conocido como La Milonga, se encuentra en la ciudad de Buenos Aires resistiendose al paso del tiempo. Como buen símbolo del melodrama, Corsino cuenta y comenta las andanzas de personas que alguna vez se acercaron al café. Pero también escribe lo que se ha enterado y ha vivido en muchos de sus viajes. La razón de ¿porqué el dueño de un cafetín cuenta esas historias? no lo se. Una posible respuesta sea seguramente porque hoy forman parte de su vida.

domingo, 27 de noviembre de 2011

Lado B, Parte III

ERASE UN 2006 

"El tiempo difiere como el hombre immortal, lo que es imposible y posible en el conjunto. Un conjunto formado por un todo diluyente".

Paseaba por las disquerías de capital, hasta que saca su billetera para pagar el disco y se cae un papel con una dirección, Charcas 5157. Era cerca de ahí y la facultad se había terminado por esa tarde...
Fue entonces que decidió hacerle una visita a un personaje que hacía meses no veía. Caminó por la Av. Santa Fe, cruzó y siguió derecho por Fitz Roy hasta encontrase con la calle Charcas. De ahí dobló hacia la derecha y caminó media cuadra antes de Carranza. Y sin muchos laureles encontró la Residencia de estudiantes, la CeUAN. Ahí vivía Cristian durante las semanas y algunos fines de semana que no se le antojaba volver a José C. Paz. Por aquellos años estudiaba la carrera de medicina en la UBA y trabajaba en un restaurante. 

Toca el timbre y por el portero habla un pibe que le pide que espere un segundo que lo va a buscar. Y a los pocos minutos se abre la puerta de vidrio que estaba detrás del enrejado y sale Cristian. Un saludo simple y de sorpresa: "¿Qué hacés che?" y abre la puerta de rejas para que Daniel entre. Se firma en el libro de visitas y suben el primer piso donde estaba el comedor, la cocina, las salas de estudio etc... Tomando unos mates hablaron de los últimos meses, de los amigos, de los cambios, del trabajo...No recuerdo bien si fue un miércoles o un viernes, pero se despidieron al rededor de las 18 en un clima casi primaveral.
Esas visitas se repitieron algún tiempo y se volvieron esporádicas. Pero de alguna manera se volvieron a reunir, hacía tiempo que no se veían. Las noticias del viaje de los recién casados Victoria y Ariel a España junto con Silvia, la madre de Vicky, para reunirse con el padre en Alicante.
En fin, también salieron oraciones como que Daniel fue el último en pasar por aquella residencia pues un año antes y tal vez meses, deambularon el futuro comprometido de Vicky: Ariel. También Pablo, Alberto y hasta Alexis. Estos últimos tres también fueron compañeros de secundaria y colegio. 
Fue una etapa fugaz, ya se notaba la distancia que había desde que habían egresado del IEES, hecho el CBC y ahora las mudanzas porque capital de José C. Paz estaba a mas de una hora entre tren, colectivo y espera.

Son esos grupos de amigos que luego de finalizar el colegio por diferentes motivos se separan y lo enfrentan a uno a empezar de nuevo. A conocer gente nueva, nuevas salidas y nuevos códigos. Una banda que sin darse cuenta se iba separando cada año un poco más. Era lógico, sumando que Cristian estudiaba medicina, Alberto veterinaria, Alexis ingeniería y el profesorado de matemática, Daniel derecho y Pablo bueno, en cuanto a él creo que podríamos decir: física, música, trabajó en Teletech (un call center), repartió algunos días cartas para un estudio contable recomendado por una amiga, Carolina, entre tantas otras cosas que por ahora no voy a mencionar. Lo que quisiera dejar en claro, como narrador, es que siempre era una tentación preguntarle que estás estudiando ahora. Pues se había tomado muy en serio el dicho parafraseado de Borges: "si un libro te aburre, dejalo y agarrá otro. No todos los libros son para todos, y hay un libro que te está esperando a vos". Lo que si iba subiendo peldaños era su idea de formar una banda, aunque para ese entonces había formado dos y se había separado. Como sea, la idea es que vivía en un constante cambio de cambio.
El Viernes 23 de diciembre due con su primo y unos amigos de este a ver a Rata Blanca. La banda tocó en el Club de los Polvorines, despues de cambiar una semana la fecha por superar la capacidad de gente que podía tener el Club San Miguel, calle Anger D´lia 1360.
Al terminar el recital caminaron por Ruta 8 camino a la Av. Mitre que hoy lleva por nombre Av. Balbín. En su camino vieron a los travestis trabajar y esperar. Cristian estaba festejando su cumpleaños en Pierina, un boliche de la calle Tribulato. Ahí perdió a su primo y amigos que se fueron a otro boliche, aunque su primo dijo que tenía que ir a su casa pues su mujer e hija lo esperaban.

En Pierina se encontró con Alberto, Pablo y algunos conocidos. Hablaban entre gritos por el estruendo de la música. Pablo le contó a gritos sobre el oído que había ido a ver a Spinetta a La Trastienda. Daniel le contestó que tambien y ambos coincidieron en que fue espectacularmente aburrido. Más teniendo en cuenta que tuvieron que pagar entrada cuando ya lo habían podido ver varias veces gratis en los Bosques de Palermo o en el Festival Campo Konex en Carlos Keen 2005. Pero el recien llegado no se sentía en ambiente y en menos de una hora se despidió de la barra que ya estaban entonando. SAludo a Critian por el cumpleaños y salió del boliche. Camino a la parada del colectivo ve a su primo que no había podido llegar a casa de su mujer porque estaba con otra chica tomando algo.

Y así el tiempo pasó llegó el fin de año del 2006 y comenzó el 2007. Daniel comenzó el curso de verano en la facultad y uno de esos días en que se había peleado con su papá por un tema del trabajo se tomó el tren y se perdió por capital. Llegó hasta el Abasto donde entró a una disquería se encontró con una amiga que fue su compañera mientras estudiaba vtranseunteiolín. Estaba trabajando ahí se fueron a tomar un café y se despidieron. Daniel se fue a tomar el subte cuando se acordó de porqué estaba en el abasto, había ido a comprar la entrada para ver a Roger Waters en el estadio de River en la primera de las dos fechas del mes de marzo. Así había elegido empezar el 2007, aquel día. Mientras se tomaba el subte linea D, miraba a su alrededor, todas las personas que avian pisado el asfalto se habían esfumado y se podía ver de forma nitida a todos los vagabundos, los chicos que se quedaron dormidos en un rincón, los que pedían una moneda, las señoras cubiertas de ropa y bolsas donde llevaban vaya uno a saber qué. Y todo eso se volcó a esa entrada que había comprado, tenía un dilema moral que trataba de obviar con disimulo. Ya se había olvidado de aquellos días de militancia clandestina, de que lo que se ganaba trabajando no tenía porqué hacerlo sentir mal. Pero algo estaba mal.
Cuando volvió a su casa, aquel problema con el papá terminó en un abrazo de amigos y se preparó para la que, hasta ese momento, sería el día mas esperado de su año. La entrada quedó en uno de los estantes de vidrio de su pieza y junto a la entrada de Bersuit Vergarabat en River, 28 de abril del 2007.

Pero todo aquello es una anécdota al hilo que no tiene más que ver con un pasado cotidiano de lo que estaba buscando una forma, una idea de ser y que recién por abril del 2007, un día cualquiera todo detonaría en un efecto dominó visto desde una sola perspectiva. Al final todo empezaría a tener un sentido, al final abría existido una causa que se retrucaría en una verdad que por vergüenza se disfrazaría de mentira.



DIARIO DE CRISTIAN I

Eran los primeros diás de diciembre, no recuerdo bien cuál, de un 2006 que saludaba despidiendose. Lo que si recuerdo es que era de noche y estábamos por cenar en la pensión (Palermo, Capital Federal, Charcas 5157). Horacio se me acerca y me dice: "Cris, te vengo a ofrecer un laburo."

En ese entonces yo trabajaba de mozo en un restaurant japonés y tenía la excusa perfecta para renunciar el día 22. Pero la propuesta que me ofrecían era muy tentadora. Consistía en trabajar en un estudio de despachantes de aduana. Iba a ser mi primer trabajo en blanco. Serio... Iba a realizar mis primeros aportes y era el primer gran paso para que un adolescente tardío pueda llegar a independizarse.- "mirá que vas a tener que sacrificar tus vacaciones" - dijo Horacio.-"es verdad" - pensé.

Después de todo un año trabajando en ese restaurante, tenía los planes armados para tomarme unas largas vacaciones y volver a estudiar al año siguiente (ya que había abandonado el primer año de la carrera de medicina, parte por cansancio y parte por la agitada vida que descubrí en esa pensión). Horacio sabía muy bien todo lo que pasaba por mi cabeza. En esos años que compartimos en la pensión, se convirtió en compañero, confidente y amigo. Un partido de truco nos había cruzado y hecho congeniar.

De alguna manera, intentaba llenar en vano el espacio que dejaron los verdaderos amigos, los compañeros del colegio y aventuras. Vivir en la pensión me alejó de mis mejores amigos. Ellos seguían viviendo en José C. Paz y yo pasaba mis días en Palermo. La decisión no demoró demasiado, y en ese momento Horacio llamó a su jefe para programar la entrevista al día siguiente.Las cosas salieron bien más rápido de lo que uno pueda imaginar.El mismo día de la entrevista comencé con mi nuevo trabajo en un nuevo y desconocido mundo para mí hasta ese momento: El Comercio Exterior.

Durante un poco más de 2 semanas tuve que adaptar mi ritmo a 2 trabajos distintos. De lunes a viernes, de 9 a 18:30 en el estudio, y de 19 al cierre (generalmente después de la 1am) en el restaurant, incluidos los sábados. Debo reconocer que fueron días muy duros, ya que gran parte de ese año me dediqué al ocio y lo más temprano que llegaba a levantarme eran las 14hs. Hasta hubo días en los que llegaba a dormirme parado en el subte D. Aunque tenía un trabajo serio con mayor responsabilidad, era muy difícil despegarse del mundo agitado de la pensión. En ese entonces dividía mi tiempo en ir a bares con compañeros y en verme con Nadia. Nadia...

Ella era mi compañera de trabajo en el restaurant. La única mesera sin descendencia japonesa. Piel blanca, ojos y pelos castaño oscuro, delgada pero aún así con buen físico. De todas maneras, lo que más me atraía de ella era su voz. Nadia cantaba como ninguna... Y también sabía bailar tango. Su amor por la música y su amplio conocimiento bastaron para que me fijara en ella y llegue a sentir cosas. Pero entre tantos pro, siempre hay una contra: Tenía un noviazgo de 4 años. Aunque debo reconocer que eso no fue ningún obstáculo para poder estar con ella. No era la primera vez,  fue algo muy fugaz... La primera fue Martina R., también de la pensión. La pibita tenía novio en su lugar de origen (General Belgrano, Bs.As.) y estaba de la cabeza (loca) En fin... fue cosa de 2 meses divertidos para mi y ahora las vueltas del destino me habían convertido en amante... por segunda vez en mi vida.


Continuará...

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