Pulveriza este silencio y la inocencia que te habita
Para darme la infinita y melancólica reacción.
No regales el perdón, que los abrazos no se citan
En la calle más bendita que maldijo un corazón.
Somos nadie y de nadie merecemos luz o viento,
La prisión es puro cuento si se puede respirar
Más allá del vendaval que supone el sentimiento
De creer que está contento el sentido al fracasar.
Habrá ruido, no de sobra, cuando busque en el espejo
El pedazo de pellejo que arranqué sin permitir
Que se llegue a destruir la mitad de mi reflejo.
Nunca sirve la palabra, siempre puede el desconsuelo
Ser sirviente del desvelo y tirarse a dormir
Justo antes de morir una lágrima en el suelo.
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